¿Dónde estoy? Ni siquiera sabía dónde estaba el este en esta isla que me cambia constantemente de referencias… ¿y mi norte? ¿Dónde me dirigía? Acaso importaba…tenía tantas vidas, tantos inicios, tantas amistades, tantas despedidas y al fin me sostenía en una isla flotando en las aguas de la incertidumbre…sostenida por la posidonia que tejía mundos sumergidos de secretos y cuentos de hadas…y todo esto, ¿acaso tenía algún sentido si estaba atrapada en las ruedas del tiempo? Debía de haber algo más, lo seguiría buscando en los libros antiguos, en las prácticas secretas de civilizaciones antiguas.

Om mani padme hum om mani padme hum…respiro…inhalo….exhalo….

Pero sigo aquí, rodeada de estas cosas materiales inexistentes, puro artefacto de efectos de ilusionista.

Me rindo no puedo alcanzar las respuestas, no encuentro las puertas a la fuente, no encuentro la fórmula secreta, me rindo y caigo en un profundo sueño…en el sueño un guerrero indio en la orilla de un rio me sonríe, no busques más, ya llegaste. Mira las flores ellas son la fuente, mira el rio, el rio es la fuente, mira los árboles, los árboles son la fuente,…me invita a mirarme en el rio, tu eres la fuente….de repente despierto con una sensación de comprensión, de paz,…una flauta suena a lo lejos, la escucho y escucho que me abraza y me permite saborear que ya estoy en casa.”

“Tierra es mi cuerpo, Agua mi sangre, Viento mi aliento, Fuego mi espíritu”

Estos días he estado introduciéndome en la cosmovisión andina de la mano de Luis Calle. La Cosmovisión andina nos explica la importancia de saber dónde nos situamos geográficamente, saber dónde estamos parados y a dónde vamos. Reconocer nuestra existencia y todo lo que existe, ya que todo tiene vida, todo es vibración. Por eso iniciamos este camino reconociendo cada cosa que está en nuestra vida. Valorarnos, confiar en nosotros mismos para poder así crear nuestra propia realidad, tomando conciencia y siendo dueños de nuestras decisiones.

Gracias Luis y Alicia por abrir vuestra casa y compartir el conocimiento.

En mi experiencia cada vez que me valoro, me siento mejor. Cada vez que me permito ser yo misma, sin filtros ni fotoshop, cuando me atrevo a simplemente ser yo, sabiendo que tendré que pasar las pruebas del juicio, gustar y no gustar, escuchar palabras lindas y escuchar críticas destructivas. Pero ¿qué es más importante si solo tengo esta Vida para vivirla, acaso no sería mejor transitarla genuinamente, despojada de maquillajes del Ser, experimentando y saliendo más allá de las fronteras de lo conocido? ¿Qué podría pasar? ¿Caer en un Universo que me abraza y me guía? Por ahí escucho a Benedetti que me recuerda que no “NO TE SALVES”.

 

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