La palabra empoderamiento, al igual que la de feminismo, trae mucha polémica y discusión.

Son conceptos que se malinterpretan y se distorsionan creando un absurdo de rivalidades, críticas y acusaciones.

Es por eso que he creído importante aclarar dichos conceptos para dejar de confundir con cosas que “no son”.

 

 

El movimiento feminista surge (con algunos antecedentes) en el S. XIX, en Gran Bretaña, con las sufragistas.

Fueron mujeres que se organizaron para conseguir el derecho al voto.

 

En 1918 se aprobó la “ley del pueblo” que permitía el voto a las mujeres mayores de 30 años y solo a aquellas que cumplieran ciertos requisitos de propiedad.

A partir de ahí poco a poco se fueron adquiriendo más derechos como el acceso a la Univerdad.

 

En España no fue hasta el 19 de noviembre de 1933 que las mujeres pudieron votar.
Una de las sufragistas más relevantes fue Clara Campoamor.

 

Muchos feminismos han surgido desde entonces, y todos tienen cabida, ya que representan la diversidad de ideologías y formas de vivir de las mujeres, pero todas ellas bajo la idea de igualdad de derechos y respeto a las mujeres.

 

Todas, con nuestras diferencias y acepciones particulares, compartimos el crear alternativas a un sistema patriarcal que oprime tanto a mujeres como a hombres.

 

 

El empoderamiento es un concepto que surge con la “Educación Popular” de la pedagogía liberadora de Paulo Freire (1970) y que ha sido aplicada en diferentes ámbitos.

En el ámbito de las teorías sobre género encontramos la definición de Jo Rowlands (1997):

“Esta autora considera que el empoderamiento consiste en incorporar a los procesos de toma de decisiones a las personas excluidas de dichos procesos. De esta manera, el empoderamiento está relacionado con las diferentes formas en las que opera el poder. Así, en línea con la definición convencional de “poder sobre”, pone énfasis en la participación en las estructuras políticas y en los procesos formales de toma de decisiones.

Por otro lado, a partir de formas de poder “generativas” (‘poder para’ y ‘poder con’) el empoderamiento tiene que ver con los procesos por los cuales la gente toma conciencia de sus propios intereses y como estos se relacionan con los de otros. Según esta autora el empoderamiento comprende tres dimensiones:

personal, supone el desarrollo del sentido del yo y la capacidad individual;

relacional, implica la habilidad de negociar e influir en la naturaleza de las relaciones;

y colectiva, conlleva el trabajo conjunto para lograr un mayor impacto.

 

La toma de conciencia y la participación en la toma de decisiones va asociada al sentido de control sobre la propia vida incorporado en el trabajo de Julian Rappaport (1984) dentro de la psicología comunitaria.

Para este autor el empoderamiento implica que las personas han de adquirir nuevas capacidades en el contexto de la vida diaria, en vez de provenir de expertos o expertas.

Sobre esta base, son las personas involucradas en procesos de empoderamiento las únicas que pueden decidir los factores de éxito de los mismos.”   http://www.upv.es/contenidos/CATGO/info/U0736857.pdf

 

 

El empoderamiento de la mujer son todos esos procesos por medio de los cuales la mujer aprende a valorarse, se organiza, comparte herramientas para reclamar y ejercer sus derechos.

 

 

 

Desde MUJERES NAHUAL nos empoderamos recuperando los saberes ancestrales, recuperando nuestros modos (como dicen los zapatistas), recuperamos la conexión con nuestros cuerpos, nuestra belleza, nuestra sexualidad, nuestros saberes y rituales.

Retomamos nuestro papel de protectoras de la Madre Tierra.

Abrazamos a nuestros compañeros hombres con los que compartimos este viaje de soberanía.

 

Este espacio, solo de mujeres, igual que hay otros solo para hombres, son espacios para “trabajar” ciertos temas que tenemos por sanar. Son espacios que no nos alejan, sino que nos acercan, permitiendo integrar el masculino y femenino que todos tenemos.

 

 

En MUJERES NAHUAL empoderarse significa que te escuches, que aprendas a amarte sin juicios, que conectes con tu cuerpo y tus ciclos, que disfrutes de cada acto sagrado de amor.

Significa recuperar el uso de las plantas medicinales y otras terapias naturales, crear estilos de vida más respetuosos con nosotras mismas, con los demás y con la Naturaleza.

Empoderarse es tomar conciencia de que somos merecedoras de respeto, amor y abundancia.

 

“Soy el Poder dentro de mí,
Soy el Amor del Sol y la Tierra,
Soy Gran Espíritu y soy eterna,
Mi Vida está llena de Amor y Alegría”.
Abuela Margarita